miércoles, 15 de febrero de 2006

GRACIAS POR TODO

Esté poema esta dedicado al 14 de febrero y
al ángel que me marco de por vida... Sí es para ti,
y pensando en ti mi querida BHA.

Nunca antes había conocido un alma igual
A la que agradecer por siempre todo lo que
me has enseñado

Gracias por dejarme sólo en este mundo de
ironía y de dolor
Gracias por enseñarme el significado de soledad
Gracias por mostrarme que hay alguien mejor para tu vida
Gracias por hacerme sentir nauseabundo

Por hacerme llorar por ti
Por enseñarme que el desamor es una
herida que no cicatriza
Por enseñarme a agachar la cabeza y vivir
entre las sombras
Por darme ese último empujón al abismo de
mi decadencia

Gracias por darme una pesadilla cada noche
y un mal sueño cada día
Por robarme la felicidad que un día me
regalaste
Por despertarme del mágico sueño y
enseñarme la realidad
La realidad de este mundo agónico, ingrato,
escrupuloso e insatisfecho
Gracias por enseñarme que mi vida no
pertenece a ese mundo.
Que no soy uno de ellos

Gracias por dejarme quererte, amarte
Cada noche pensaré en tí
Esperando que encuentres lo correcto. Tu
verdad
Viéndote, escondido en mis tinieblas, cómo
disfrutas con otro lo que un día
pudiste disfrutar conmigo
Que esa felicidad la hagas servir con una
persona que se lo merezca más que yo.
Pero mejor hazlo sin sentimientos. Después
sufrirás menos

Algún día vendrás a buscarme. He dejado
huella en
Pero no vas a encontrarme aunque estaré aquí
Quizá más cerca de lo imaginable, aunque no
puedas olerme, tocarme
Quizás sea tu sombra, quizás en tu mente, el
recuerdo inevitable
Siempre estaré presente porque no podrás
olvidarme BHA

jueves, 9 de febrero de 2006

VAMPIRESA

Los murciélagos
se transforman en
bellas vampiresas.
Con tez blanca
y rojos labios.
Como la sangre caliente
que succiona a los hombres
para poder vivir.
Muertas. A temprana edad.
Pues a las pequeñas vampiresas
las han secado el corazón.
Las han succionado toda
hasta la última gota
de su brillante y purpúrea sangre.
Y ahora vagan por las noches
deslizándose sigilosamente.
Sobre pieles de diferentes texturas.
Desangrando carnes frescas
probando todo tipo de sabores
de ese sabor que tiene la sangre
roja y reciente.
Para dar calor con su caliente temperatura.
A la piel de las pequeñas
vampiresas.
Para dar calor a su corazón.
Y así . . . transcurren las noches
con sus sombras vagando por el cielo
que nunca llegan a tocar la LUNA.

SACRIFÍCATE

Dime Angel, ¿has rezado tus plegarias esta noche? Cuidado mensajero de bienaventuranza. Guardián celoso. Shhh. Es un secreto, ¿verdad? Se supone que yo no debo saberlo. Ah, Angel. Encontraste el remedio, o mejor dicho, la condenación: te tornas hombre para poder pecar. Vaya atrevimiento. Já. Pero descuida, descuida. Esto queda entre tú y yo. Ahora mírala. Qué hermosa, ¿no es cierto? Perfecta creación. Ella es tu contrario y a la vez tu complemento. Cualquier sacrificio es mínimo. La recompensa descansa ante tus ojos, después de las batallas del amor. Mírala. Angel, deberías ser pureza y perfección. Y sin embargo vas tras Ella. Al principio fuiste cauteloso. Observaste estudiándolo todo. La belleza puede ser tan maldita. Pero la enorme distancia no te salvó, al contrario. Le hablaste de luz, de vida. A Ella que por su naturaleza encierra toda oscuridad. Que conoce cada uno de los secretos de la Madre Noche. Mírala. También es un ser alado. Bueno, eso ya lo descubriste. Se identifican tanto. Angel, ¿acaso Dios permite que te entregues a la tentación? ¿Que caigas en los pecados más retorcidos? Todo es por Ella. Esa es tu única respuesta. Si hay desacato, no me disculpo, Señor. Sí, la deseo. Y no me arrepiento. Jamás buscaré tu perdón. La amo, Señor. Me hechiza acariciar su piel color luna. Que su cuerpo cálido se abrace al mío con tanta furia. Con total ternura. No tengo conjuros contra sus ojos y su cabello tan negros como el sitio donde escondo mi conciencia. Me rindo ante su sonrisa que invita y oculta. Ante su voz que me arrulla lujuriosa. Angel. Ella te brinda muerte y vida con un beso. Tu sangre alimenta esa fuente de placer. Y tú suplicas que jamás se agote. Anhelos de inmortalidad. Pero no la que promete el reino de los cielos. Tanta pureza empalaga. Eternamente juntos. Eternamente poseyéndola a Ella. Poseer. Angel. Ella es tu absoluta dueña. Sin remilgos, obedeces. --Sí, bebe mi sangre, mi impasible señora. Que tus colmillos afilados como agujas recorran todo mi cuerpo. Ella te enloquece. Oh, Angel. Sus juegos son tan crueles. Te incita y te rechaza. Luego sonríe victoriosa. Te arranca el corazón y lo observa con curiosidad. Después te susurra miles de te amo que estremecen hasta tus venas. Dame más, pedacito de gloria. Aliméntame como sólo tú sabes hacerlo. Aliméntame. Porque seré tuya hasta el final de los tiempos. Porque el Juicio Final es una mentira. Y el Apocalipsis, un juego de niños. Angel, tus alas nunca volverán a ser blancas. Te he inoculado la oscuridad cada vez que hacemos el amor. Cada vez que te entregas a mis abrazos tan inocente, tan rabioso. Ah, Angel. Cuánto disfrutas ser hombre. Los querubines se asoman desde sus lugares en el trono de Dios y sonríen pícaros. No cabe duda que la perversión es magnífica arma. Pero ¿de qué hablo? ¡A cada uno con su mejor manera de encontrar satisfacción¡ Ella adora el peligro. Estar al filo de la navaja. Y tú aprendes demasiado rápido. Amos y esclavos al mismo tiempo. Ella no siempre domina, ¿verdad? Angel, ya probaste el elíxir de la vida. Ella te lo ofreció sin reservas. Abrió una herida justo arriba de su corazón y tú bebiste ansioso. Empiezas a ser adicto. A Ella, a su cuerpo, al placer y al gozo que te brinda la sangre. Su sabor incomparable que es pura ambrosía. Tremenda lucha la que sostienes en tu interior. Pero relájate, Angel. Ya no eres una criatura celestial, ¿te das cuenta? --No me arrepiento, Señor. No me arrodillaré ante ti. Tengo libre albedrío. Y decido servirle a Ella. Señor, somos inmortales. Somos tan parecidos. ¿Por qué nos condenas a la soledad? A Ella por renegar de la luz y vivir bajo sus instintos. A mí para servir a Tu rebaño. Para guiarlos y velar por ellos. Angel, la soberbia es uno de mis pecados favoritos. Digamos que el que más me agrada. Pero creo en el amor, a pesar de todo. Recuerdo tanto esa noche. La iglesia majestuosa, el vitral con tu imagen plena de victoria, las campanas apenas tocando en lo alto de la torre, el incienso, las velas. Cristo colgando de unos clavos y una cruz. Ella buscaba refugio. Perseguida y condenada por su instinto. ¿Quién dijo que alguien como Ella no podía entrar a la casa de Dios? Magia. No baratijas de filtros de amor. Poderosa magia. Ella se derrumba en una banca. Tú permaneces a los pies del altar. Cavilando con el recuento de los deberes del día. Pero un llanto capta tu atención. Ella está desesperada. Vamos Angel, dale consuelo. Al principio, cautela. Ella es tan hermosa. Con aquel vestido de seda color vino que descubre sus formas. La capa cayéndole de los hombros desnudos. Las joyas en sus manos, los pendientes de rubí y el místico perfume. Sin embargo, la abrazas. No hay pecado que Dios no perdone. Oh, Angel, te sientes tan vacío al repetir esa frase. Ella tiembla y sin más te besa en los labios. Total embrujo. Se funden en un beso lleno de presagios. No te importa. Angel, debes convertirte en hombre. Ella es la condenación pero también la gloria. Angel. Ella no puede ser el Mal encarnado. Y sientes el roce de sus colmillos en tu cuello. No te detengas, por favor. Sacrifícate Angel. Este es mi cuerpo, tomad y comed. Ella se tumba de espaldas en la banca y te atrae hacia Ella. Esta es mi sangre, tomad y bebed. Ella rasga tu carne y recibe tu vida. Unidos hasta la última célula. Hasta la punta de sus alas y en lo profundo de sus corazones. Ella revive. Mordiscos arrebatados. Promesas. Siempre seré tuya, Angel. Sólo a ti te pertenezco. Ah, Angel. La penetras una y otra vez. Eres amo y esclavo al mismo tiempo. Tanta vida y tanta muerte en el placer. Tú sonríes feliz. Los gemidos de Ella anidan en la cúpula de la iglesia. Después, transformados en eco, ensordecen tu alma. --Señor, no me arrepiento. Yo sé que no arderé en el fondo de los infiernos. Mi condena ha sido la tarea que me impusiste. Ahora, soy dichoso, Señor. Y he decidido ser yo quien sacie la sed de ella. Con mi cuerpo, con mi sangre. Con la pasión que nos profesamos. Angel. Te has rendido. Pero yo no te juzgo. Hay que dejarse vencer por el fuego que llevamos dentro. Por el instinto y por la carne. Al fin y al cabo, el amor no es tan puro ni tan limpio. Y yo, a la luz de esta luna bruja y de las estrellas que custodian la noche, seguiré abriendo la puerta trasera del Paraíso, para que tú y Ella entren siempre que lo deseen. Por algo, fui el hijo más querido de Dios.

domingo, 5 de febrero de 2006

EL ÁNGEL ENAMORADO

(Antes de que empieces a leer el siguiente texto, y aprovechando este medio, quiero mandarle un gran saludo a todas las chicas de SHAUT; es una pena que una de ellas se tenga que ir a navegar nuevas aguas. Te deseo éxito estés donde estés…)

Le han cortado las alas al ángel
y ya no puede volar,
atado con las cuerdas de un arpa oxidada
ha perdido la voz para cantar.
Helándose su sangre con las llamas del fuego
que ilumina el negro abismo que le va envolviendo
todavía lucha, haciendo añicos el silencio,
rendido a lo que nadie puede evitar...
que su triste corazón de hielo
nunca le permitirá volver a amar.