jueves, 17 de febrero de 2005

DONCELLA NEGRA (Llamada PATRICIA)

Tu rosa me ha cautivado. Tu capullo me hirió de muerte. Sigo tu sendero, mas la meta se ha cerrado para este arlequín.
Erguida cual ninfa, cual columna inmensa, pálida, soberbia, rebosante de hermosura, miraste esos desvelos con amargo deprecio.
Qué ha de esperar este rey de luces tardías, este monarca de la locura. Cómo conquistar ese cáliz de rojo licor apetitoso a la vista.
El alba ya está. La penumbra escasea. Mi castillo se desmorona. Mas se rendirán de nuevo los destellos; y arremeteré esos brazos necios, esperando, esta vez, robarte un soplo, una ojeada, un titubeo... siquiera.