sábado, 6 de enero de 2007

FELIZ CUMPLEAÑOS

A veces lo que uno cree que es la muestra de amor más grande no es sino la forma más vil de matar la inocencia....

FELIZ CUMPLEAÑOS

Me aburren las fiestas, siempre me han aburrido las fiestas. Gente por aquí y por allá, hipócritas que sólo van a comer o tomar, o ligar… Estoy segura que más de la mitad de los que están aquí ni saben que yo soy la del cumpleaños, es más, ni han de saber que es una fiesta de cumpleaños. Veinticinco años, un cuarto de siglo, Gerardo chistoso, desde que me dijo eso me la paso viéndome en el espejo remarcándome las arrugas inconscientemente (¿o consciente?) Y se ríe todavía la muy perra. Claro, como él siempre tiene con quien estar y a sus veintitrés años es feliz con su esposito no siente lo pesado que es llegar a esta edad sola. Las mañanitas… me quieren volver loca. Y a coro todos cantando. Maldito Salvador sabe que eso me molesta por eso les dijo que lo hicieran. Bola de mensos que no ven mi cara de felicidad avasalladora. ¿Por qué no me gustan las mañanitas? No, la canción francamente me da igual, bonita exportación mexicana. Son un recuerdo, eso es lo que pasa. Él me las cantaba, sólo él se acordaba que era mi cumpleaños, sólo él me quería… Las cantaba cuando se lo llevaron lejos de mí (¿Por qué se lo llevaron? Él no era malo…) Desde que tengo recuerdo alguno él está ahí, con su sonrisa, sus enormes ojos verdes, sus rizos castaños que siempre olían a princesa (Él era mi princesa) Diciéndome “Carolina, tu eres la más bonita”, en él eso era cierto. Yo era la más bonita de todas en sus brazos, en sus piernas, en sus ojos. No, momento, mentira, no era sólo la más bonita era lo más bonito de su mundo. (Él me lo dijo) A mí me gustan las mujeres, su forma de ser, sus cuerpos, su sexo, nuestro sexo. Me fascinan y me fascina estar con una mujer, tanto anímica como sexualmente. No puedo darle palabras a esto que siento estando con ellas. No sé cómo sientan los hombres con una mujer, si es como yo o si hay una diferencia abismal, no lo sé, sólo sé que el calor es maravilloso. (Su calor…) Que el olor de su calor, que el color de su calor, sencillamente es mujer. Sencillamente mujer. Completamente mujer. Por eso él era diferente, por su calor. Siempre fue tan sutil, tan gentil, siempre tierno, erguido y portentoso. Jamás gritaba ni levantaba la voz. Jamás me tocó siendo perverso, sólo deseoso… Su forma de mirarme, de descubrirme, sus manos princesa, doncellas, enteras, eternas. El cómo me quitaba la ropa, cuando me acariciaba, cuando… ah, cuando todo, cuando lo éramos todo. Él siempre estuvo ahí, era novio de mi prima desde hacia varios años (Maldita idiota…). A mí no me importaba ni a él tampoco. Aunque ella estuviese presente siempre me prestaba más atención a mí, me abrazaba a mí, me cuidaba a mí. La tonta creía que era porque teníamos una gran amistad… A los de mi familia siempre se les olvido mi cumpleaños pero nunca a él. Aquel día llegó conmigo a escondidas, me dio mi regalo y una sorpresa más... Le gustaba tomarme fotos así que me dio mi rosal rojo en una maceta que él mismo había hecho, para después llevarme a un estudio improvisado que tenía en el cuarto de mi prima (tonta…) Me desvistió y me vistió con un traje de ninfa hecho de pétalos de rosas rojas (¿Se las quitaría al rosal?) Después de eso… fue todo. Hoja a hoja me descubrió, sin espinas, sin trampas, sin limites, todo. Descubrir de lo que son capaces de hacer mis piernas, mis muslos, mis caderas, sus caderas, su boca, mi boca. Adivinar, no, percibir su cuerpo, sus movimientos, saborear su calor (Su calor... ¡cómo lo extraño!…) Pétalo a pétalo sin poseernos ni pertenecernos tan sólo irnos recorriendo y percibiendo. Por eso era genial, porque él no es como los hombres que quieren poseerte y saber que les perteneces. Él no, él te descubría y se descubría ante ti, ante sí. Jamás alguien me ha conocido tan perfectamente como él (¿Quién pierde más de hora y media contando todos los lunares de alguien?) Sabía cuando quería algo, cuando estaba interesada en saber algo, cuando tomaba las cosas con la mano izquierda para decirle que lo quería (Él era zurdo) sabía cuando tenía comezón y me quedaba con la ganas de rascarme, él lo sabía. Y yo también sabía que a él no le gustaba el color verde porque decía que era un color chillón (Los colores lloran Carolina, velos bien, ellos lloran) que los días soleados le ponían la punta de sus orejas coloradas y que los pies le dolían después de caminar media hora pero jamás lo decía. Sabía que sus labios sabían a púrpura (y también saben Carolina, pruébalos y veras que saben) y sus manos a cian. Su manos cian que tan bien me describían en el aire, que sabían a mi rojo (Sabes a rojo Carolina…) Sus manos que se confundían entre mi olor azul (Hueles a azul Carolina, un azul profundo) Nos pintábamos, él de mi rojo y yo de su cian, o de su blanco que a veces se les escapaba (Perdón Carolina, se me pasó el color) Nunca hicimos ese verde chillón que tanto detestaba él. Nunca nos combinamos porque no queríamos perdernos, sólo sentir, sólo pintar. (Pintar…) Hace mucho me preguntaron si había estado alguna vez con un hombre, respondí que no. Porque él no era como cualquiera, un hombre no es así. Ellos son delicadamente toscos, humildemente pretenciosos, igualitariamente dominantes, modestamente pedantes, valientemente cobardes, decididamente indecisos, graciosamente malhumorados, respetuosamente burlones, seguramente inseguros, se creen sin saberse y quieren pensar sin sentirse. Patrañas. Él no era así, él era un entero, una luna (Su piel aperlada…) era caramelo, era chocolate y sandía. (¿Por qué lo alejaron de mí si él sólo quería estar conmigo?) Se lo llevaron el día de mi cumpleaños, mientras me cantaba las mañanitas tomándome por la cintura y posando su cabeza sobre la mía. Era mi princesa (Carolina, soy tu princesa, ¿verdad?) Claro que lo era (Me llevan a un calabozo porque dicen que te hice daño, ¿te hice daño Carolina?) No, no, tú nunca. (Carolina, me llevo tu sabor rojo y tu olor azul aquí entre mis ojos chillones…Te quiero Carolina…) Y se fue…se lo llevaron. Jamás supe más de él. Lo busqué y lo busqué pero se lo llevaron sin camino que seguir, sin lugar al cual llegar, sin colores que oler o saborear. Feliz cumpleaños gritan todos los presentes, o por lo menos la mayoría. Feliz cumpleaños…. Feliz cumpleaños número veinticinco. Feliz cumpleaños Carolina. Sí, sí, sí, lo mismo dijo mi prima mientras lloraba inconsolable abrazándome el día que se llevaron a Manuel, el día que cumplí nueve años… (¿Por qué se lo llevaron? Si lo único que hizo fue enseñarme a pintar…)
Alcyone
(un recuerdo de esos que no termina de irse)