viernes, 15 de diciembre de 2006

EL LLAMADO DE SANGRE

Algunas veces salgo a caminar.
La sed me invade lentamente,
esa sed de probar nuevamente su sangre
En mi andar encuentro otras almas,
que son quizá iguales a mi
perdidas, hambrientas.
Y mi mente divaga,
añorando el calor de su abrazo.
Pienso que todo fue un sueño
y la única prueba de que me ocurrió
son esas marcas en mi cuello
y el sabor de su sangre en mis labios.
Y regreso otra vez a casa.
Sediento, solo.