domingo, 14 de enero de 2007

SUEÑOS DE GLORIA

Más allá de las tristes y siempre negras aguas del océano eterno que distingue la vida de la muerte, existe un lugar donde los sueños son realidad, donde los niños luchan y vencen sobre los demás. Donde los antiguos ya no pueden reinar, porque ya no saben imaginar.

La vida es dura en tal lugar. Mi espada, triste y desamparada en un tiempo vuelve a acomodarse en mi puño. Ronronea a tocarme y me ayuda a luchar en mi propio mundo, pero toda la fuerza de brazo no puede contra los sueños de un niño.

Por cada cabeza que corto cuento dos más, por cada brazo que cerceno otros dos brazos ocupan su lugar. Y mi espíritu se cansa...

Mi voluntad quebrada y mi espada mellada... Mi espíritu roto y mi amada robada...

Un dragón de doce cabezas aparece, y mi mente solo busca un escudo. Pero que puede hacer un caballero frente a la mente de un niño? Despliego mis alas y cargo contra la criatura, pero de pronto unas cadenas abrazan mi cuerpo. Tan poderosa magia embauca mis sentidos que me desplomo contra el suelo del infierno. Mi amada muere, mi alma me la toman. Mi desesperación me impide pensar, solo morir y luchar. Pero cómo luchar frente a un sueño? con otro sueño?

Mi armadura vuelve a estar reluciente como la plata, mi espada fuerte y brillante, mis alas libres y mi mirada arde. De mi escudo sale un grifo, de los ojos del niño rayos y truenos. De mi espada fuego del averno.

El dragón comienza a hacerse más pequeño, el niño no sabe qué está pasando y sus sueños se debilitan.

Corto la última cabeza de Dragón y expiendo mi espada hacia el niño incrédulo por mi fuerza. Extrañamente me recordaba a mí hacía unos segundos, viendo como me moría.

Mi amada en mi caballo espera, mas el niño me pregunta: "Por qué caballero pudisteis vencer al rey de los sueños?" Y yo solo le respondí de forma burlona: "Porque los sueños pueden convertirse en pesadillas"

Y con un gesto de mi puño el niño fue encerrado en una celda de miedo y de terror, y yo volví a caminar entre los planos buscando la paz y el descanso eternos